Empezamos nuestro diario de viaje a Laos!

Después de una sucesión de buses nocturnos llegamos a la frontera de Laos. Al llegar a la frontera y todavía en el lado vietnamita te ofrecer cambiar a Kips ( moneda oficial de Laos ) el dinero que lleves encima. El cambio que ofrecen no es demasiado favorable, pero en el caso de que no vayas a Luang Prabang, donde hay multitud de cajeros y oficinas de cambio, la recomendación es que cambieis algo de dinero ya que hay muchas localidades sin cajeros y sin oficinas de cambio en país. Al llegar al lado de Laos del puesto fronterizo toca tramitar el visado on arrival. Primero te toman la temperatura corporal y luego toca rellenar el típico formulario y pagar por el visado. Es necesaria también una fotografía, aunque en el caso de no llevarla te la pueden hacer por un módico precio. El precio del visado oscila según la procedencia entre los 30 y los 40$, para los ciudadanos de nacionalidad española el precio es de 35$. A estos 35$ hay que añadir una fee por gestión del visado de 10.000 Kips y otra de 5.000 por la tinta de los sellos, sí, por la tinta de los sellos! Esta fee además en nuestro caso y el de todos los demás extranjeros que viajaban en el bus con nosotros fue aumentada hasta los 8.000 Kips por mucho que protestaramos e intentaramos razonar con los admisnistrativos del puesto fronterizo. Sólo eran treinta céntimos de euro pero no hace gracia que te tomen por tonto.Al pasar el puesto fronterizo y finalizar con el tramite del visado seguimos con el mismo bus hasta la localidad de Muang Khua. En la localidad hay un par de cajeros pero en ninguno de ellos funciona nuestra MasterCard por lo que nos tocó sacar dinero con nuestra Visa con la correspondiente comisión. Importante tener dinero en efectivo en el caso de no tener Visa antes de llegar a esta localidad.

Al llegar a la localidad se nos acerca un hombre a ofrecernos alojamiento.Teníamos miradas un par de posibilidades antes de llegar al pueblo pero, pese a que no solemos hacer caso de la gente que se nos acerca ofreciéndonos alojamiento, decidimos seguirlo por su pinta de simpaticón y el poco agobio con el que nos lo dice. Este hombre orondo al que rebautizamos con el cariñoso mote de Mr Potato nos llevó hasta su guesthouse al otro lado del rio. Habíamos leído que para ir al otro lado del rio había que pagar un barco porque no existía ningún puente. Esta información está totalmente desactualizada, existen varios puentes para cruzar de lado a lado del río, uno a pie y otro con vehículo motorizado. Asimismo la carretera que une la frontera con esta localidad no es ni por mucho el infierno que habíamos leído en blogs y guías. La carretera está bien asfaltada y el viaje es largo pero ningún infierno, así que si teneis dudas surgidas por las informaciones encontradas acerca de esta ruta no hagaís ningún caso y tomarla.

Dicho esto seguimos a Mr Potato hacía su guesthouse, la Manotham Guesthouse. Esta fue una agradable sorpresa, su guesthouse se encuentra en la orilla del rio y sus habitaciones tienen una ventana que da a él lo que ofrece unas buenas. Además tiene una zona común que también da al rio con una mesa alargada a la sombra donde poder refugiarse del intenso sol que apretaba aquel día. Las habitaciones son sencillas, con ventilador y agua fría, pero el precio de estas 50.000 Kips que rebajamos a los 40.000 que finalmente pagamos nos parece mas que bueno. Además Mr Potato es lo mejor del lugar, este hombre es una cachondo y no deja de hacer bromas y ayudarte en todo lo que puede con su justo inglés. Gratuitamente te da toda el agua que quieras y hace que tu estancia en este pueblo de paso en el que poca cosa hay que hacer sea mucho mas agradable.  En fin que recomendamos fervientemente que os alojeis allí, de los mejores propietarios que nos hemos encontrado en todo nuestro viaje en Asia entre mucha gente encantadora.

Como decimos en el pueblo no hay demasiado que hacer. No hay wifi en todo el pueblo, algo que más adelante veríamos que es común a muchas localidades de Laos. La única posibilidad de acceso a Internet allí es la de un pequeño ciber con un par de ordenadores en las proximidades del mercado. Dedicamos el día a disfrutar de la compañía de nuestros compañeros israelis de viaje y dar un breve paseo por el pueblo. Por la noche tomamos la oferta que nos hace Mr Potato por la cena, 25.000 Kips por una cena vegetaríana de la que nos promete, Eat here! señalando que ibamos a comer hasta que nos llegara la comida a la frente.

A las 19:00 nos sentamos a la mesa, los horarios en Laos van bastante adelantados y si vais con los horarios españoles lo tendreis realmente dificil para cenar, y nos traen la cena. Varios platos de verduras salteadas y tortilla de verduras acompañados por una fuente de sticky rice, un arroz hervido que aqui es muy popular, consiste en arroz hervido un poco mas duro que el normal y pegajoso que puedes juntar con la mano hasta hacer una bola y mojar en las salsas. Los locales no paran de comerlo y sincermanete nos acabó gustando más que el clásico arroz hervido. A simple vista no nos pareció que fueramos a comer hasta no poder más, lo que no sabíamos es cada vez que acabaramos un plato Mr Potato lo iba a rellenar instantaneamente. Además, la cena viene acompañada de nuevo de toda el agua que quieras y de postre chupitos de Lao-Lao, el licor de arroz que en el país vecino, Vietnam, llaman happy water y del que puedes beber hasta decir basta. Si se acaba la botella nuestro anfitrión trae otra. Durante un buen rato estuvimos compartiendo tragos con este bondadoso hombre, que más que hacer negocio lo que pretende es pasarselo bien y hacer de tu estancia allí lo más agradable posible. Nos echamos unas risas y más aún cuando después de ducharse apareció con una toalla atada a su prominente panza y continuó tomando tragos y hablando con nosotros.

A la mañana siguiente nos despedimos de Mr Potato disfrutando de su último obsequio, café y te gratuito además de botellas con te que nos da para nuestro viaje. Nos dirigimos al lugar donde nos dejó el autobus para tomar un tuk tuk que nos lleve a la estación de autobuses que se encuentra en las afueras de la localidad. Os recomendamos que vayais con tiempo porque a diferencia de la mayoría de lugares en Asia aqui no hay todos los tuk tuks que quieras a tu disposición, nosotros no ibamos con demasiado tiempo y pasamos un poco de apuro al ver que se acercaba la hora y no teníamos transporte hasta la estación. Finalmente apareció el tuk tuk y por 5.000 Kips por persona nos acercamos a la estación de autobuses. Allí vimos que una de las informaciones que nos había dado Mr Potato no era correcta. En lugar de haber un bus directo hasta Phongsali, nuestro proximo destino, teniamos que coger dos, el primero de ellos hasta Pak Nam Noi por 15.000 Kips y allí tomar otro hasta Phongsali por 60.000 Kips. El bus hasta Pak Nam Noi estaba lleno pero nos llevaron en una fuegoneta abarrotada por el mismo precio. Una vez en Pak Nam Noi y después de más de una hora de espera cambiamos al bus que se dirigía a Phongsali. Este bus si que fue un auténtico infierno. El bus ya venía abarrotado antes de llegar y una vez allí nos subimos más de veinte personas para hacer un total de 72 pasajeros para 40 asientos en un bus que no habría pasado nínguna revisión en los ultimos treinta años. Una auténtica lata de sardinas en la que los pasajeros se sentaban donde podian en el pasillo ya antes de nuestra llegada. A nosotros nos tocó sentarnos donde pudimos, Noga y Gal se sentaron junto a la puerta delantera junto con 4 personas más y, a nosotros nos tocó el lujoso hueco de los escalones de acceso de la puerta de atrás junto con 5 personas más, un saco de fertilizante de 25 Kg y alguna cesta con gallinas. Entre estas cinco personas una mujer que no paró de vomitar en todo el trayecto. Eloi incluso tuvo que estar de pie durante unas dos horas por no tener en espacio donde sentarse. El trayecto duró unas siete horas en lugar de las cuatro prometidas al incio y se convirtió, de largo, en el bus más infernal que cojimos en toda Asia ya que por si fuera poco la carretera no hacía más que subir hacia las montañas con miles de curvas enlazadas.

Después de esta odisea llegamos al pueblo de Phongsali y allí la penúltima sorpresa, la estación se encuentra a tres kilómetros de la localidad y no hay ningún medio de transporte hacia allí. Por suerte y cuando ya nos disponiamos a caminar se nos aparece la virgen, una mujer había vendio a buscar en una pick-up al hombre del saco de fertilizante que viajaba con nosotros y muy amablemente nos acerca sin coste alguno en la parte trasera de esta. Nos deja en Phongsali y allí, la última sorpresa, resulta que es wedding season, tocate los huevos! resulta ser que es temporada de bodas en el pueblo y todas la guesthouse están llenas de locales que vienen para las bodas por lo que no nos queda mas remedio que alojarnos en uno de los dos hoteles que hay en la localidad. Los dos son caros y sus habitaciones lejos de superar a las de una guesthouse son peores. Feos y caros los dos nos quedamos en el menos caro en las dos únicas habitaciones disponibles. Además, el personal de ambos hoteles carece totalmente del amable carácter laosiano por lo que desaconsejamos totalmente alojarse allí. Al día siguiente nos levantamos pronto y conseguimos alojarnos en la única habitación que ha quedado libre en la única guesthouse de la localidad con wifi. No es que sea una maravilla pero por 120.000 Kips nos podemos meter todos en una habitación, precio parecido al que pagamos la noche anterior por cada una de las habitaciones que tuvimos en el hotel. Una vez instalados en el nuevo alojamiento nos dirjimos a hacer lo que veníamos a hacer a esta localidad, trekking.

Hemos de decir que fuimos a hacer trekking a Phongsali porque leímos en la Lonely Planet que era el lugar más autentico donde se podían hacer trekkings con minorías étnicas en todo Laos. Además en la Lonely decían que los precios estaban alrededor de unos 15$ por cabeza y por día por lo que nos decidimos a ir allí para disfrutar de un trekking más auténtico que el que habíamos disfrutado en Sapa, en Vietnam, donde la llegada masiva de turistas había restado autenticidad a sus pintorescas aldeas. Dicho esto, una vez nos acercamos a la única agencia que gestionaba los trekkings en toda la localidad descubrimos que una vez más la guía esta totalmente desactualizada. Probablemente los precios son de hace diez años, la última vez en que alguno de los redactores de la guía pasara por allí, ya que la información de la guía, segun ellos actualizada el 2012, era totalmente erronea. Esta ya nos ha pasado otras veces y lo decimos para que no tomeis esta guía, que por otro lado tiene información muy útil en otros aspectos, como vuestra biblía sobretodo en cuanto a alojamientos y restaurantes se refiere. Los precios y calidad de los establecimientos allí publicados distan en muchos casos de lo publicado y la información esta desactualizada pese a que la edición sea del último año. Nuestro consejo es que cualquier guía te puede servir para como orientación, pero si que de verdad quereís disfrutar de los lugares y encontrar autenticos chollos os dejeis guiar por vuestros ojos en cuanto a los alojamientos y restaurantes. Ver una habitación tras otra y regatear en un sitio tras otro te acaba llevando a dormir en sitios por la mitad de precio y con el doble de calidad que muchos casos en los sitios que aparecen en la guías los cuales ya por el echo de salir en ellas, y saber que esto les aporta clientes, suben los precios y dejan de atender tanto a la calidad del mismo. En cuanto a los puestos de comida, y como ya hemos comentado en otros paises, los puestos de comida callejera suelen ofrecer las mejores comidas y a los mejores precios. Como decíamos dejaros guiar por vuestros ojos, si un lugar esta plagado de locales es porque es bueno salga o no salga en cualquier guía.

Una vez vomitado el calentón que nos cojió después de nuestra experiencia en Phongsali vamos a explicar lo que nos pasó. Como deciamos antes nos acercamos a la única agencia que ofrecía trekkings en toda la localidad, el que salía en la Lonely. La noche anterior conocimos a los únicos turistas que habían en la localidad, una chica francesa y una pareja de holandeses y, puesto que la chica francesa nos comentó que los precios de los trekkings eran caros, decidimos hacer frente comun e ir a la agencia en nombre de los siete para conseguir un buen precio. Una vez llegamos allí descubrimos la realidad, los precios que habían en la Lonely planet eran totalmente erroneos. Nos pedían por un trekking de dos días más de cien dólares por cabeza y una vez dijimos que eramos siete nos lo bajaron hasta 80 según unas tablas que tenían en función de lo numeroso del grupo. El trekking no incluía ningún desayuno el primer día, ni cena el segundo y además el alojamiento era una cabaña en uno de los poblados, algo que ya imaginabamos y que ya nos iba bien pero desde luego no a esos precios de hoteles de lujo en Laos. Los propietarios de la agencia no estuvieron dispuestos a ningún tipo de negociación y solo cuando ya nos ibamos decidieron que nos podían bajar cinco insignificantes dólares. En fin que después de llegar al fin del mundo decidimos no hacer lo que habíamos ido a hacer a esta localidad en la que no hay absolutamente nada que hacer y en la que por no tener, no tiene ni el carácter amable de la gente de Laos. Aqui la gente no se interesa para nada por ti, ni tiene ningún caracter amistoso como vimos en todos los restaurantes, guesthouse y comercios de la zona, además de poner precios desorbitados a todo en relación a cualquier otra localidad del país o del sureste asiático en general. Dicho esto desaconsejamos el visitar la localidad a no ser que estes dispuesto a pagar tres veces el precio de un trekking en cualquier otro sitio por hacerlo allí. Como ni nosotros ni nadie que conociermaos lo hizo no podemos decir que el trekking no sea bueno perp vamos tampoco pintaba demasiado bien ya que las rutas que nos inficaron que se podían hacer en la mayoría de casos transcurrían más por caminos y carreteras que por en medio de la naturaleza.

Como ya habíamos echado la mañana a perder ese mismo día nos sentamos a decidir. Teníamos dos posibilidades, largarnos al día siguiente o hacer un último esfuerzo por disfrutar algo en el lugar al que tanto nos había costado llegar. La opción era alquilar una moto e ir por los alrededores de la localidad, visitar una ancestra plantación e intentar llegar a una de las aldeas de minorías étnicas por la que pasaba el trekking, la cual se encintraba en un camino cerca de la carretera principal y así lo hicimos.

A la mañana siguiente nos levantamos y nos acercamos al único establecimiento que alquilaba motos en la localidad. Los precios como no, prihibitivos, 120.000 Kips por moto por día, entre tres y cuatro veces el precio del alquiler de una moto en cualquier otro sitio del sureste asiático por unas motos que además estaban hechas polvo y que prácticamente ni frenaban. Como eran las 11 de la mañana conseguimos que nos las alquilaran por 80.000 finalmente que era la tarifa de medio día. Con ella fuimos a visitar la plantación de te y nos tomamos u te en su aldea que los locales, algo mas majos que los de Phongsali, nos cobraron a precio casi de Starbucks y por la tarde nos fuimos en busca de la aldea perdida. En esta ocasión nos topamos con la mala suerte y una vez ya metidos en el camino que nos llevaba al poblado Noga y Gal tuvieron un pinchazo y por muy poco se libraron del posterior accidente, este fue el fin de nuestra aventura en busca del poblado. Nos tocó caminar con la rueda reentada unos tres kilometros montaña arriba hasta llegar al ultimo pueblo que habíamos pasado, donde por suerte encontramos a la gente más maja de toda la región, por 30.000 Kips nos vendieron una goma nueva para el neumático y nos la cambiaron, por lo que decidimos regalarles lo que habíamos comprado para ofrecer a la tribu, unas raquetas de badminton, unos boligrafos, unas libretas y un par de paquetes de tabaco. Arreglado el pinchazo nos fuimos a devolver la moto y a pasar la última noche en el pueblo del que deseabamos salir.

Para marcharse de Phongsali habían dos opciones, por un lado coger el mismo autobus de la muerte que tomamos para llegar, y por otro coger un barco, esta opción la descartamos para ir hacia allí porque era algo más cara y supuestameste más lenta ya que teníamos que remontar el rio pero, después del festival de la ida nos decidimos por ella. Para coger el barco deberíamos ir a la localidad de Hat Sa, a una hora y media de Phongsali, en bus. La estación de autobuses desde donde salen los buses hacia Hat Sa esta en las afueras de la localidad, en el extremo contrario de la estación a la que llegas y para llegar a ella hay una buena caminata por cuestas por lo que se debe de salir con tiempo. El bus vale 15.000 Kips por cabeza y como era de esperar era otra lata de sardinas. Esta vez eran 20 asientos para un total de 38 pasajeros, new world record! si es en el bus anterior Eloi tuvo que estar de pie durante dos horas en este bus los cuatro tuvimos que estar de pie durante la hora y meja que duró el trayecto y con nustras
mochilas como apoyo. La carretera se las trae, con tramos sin asfaltar y convertidas en un autentico barrizal debido a la lluvia que caía y había caído durante la noche anterior haciendonos temer por nuestra integridad física. Una vez llegados a Hat Sa había dejado de llover y el sol resplandecía. Allí esperamos media hora para que el barco, o mas bien barquito saliera. Hemos de decir que durante la estación seca este trayecto es en ocasiones complicado ya que el nivel del agua es bajo, por lo que en algunos casos toca bajar del barco y empujarlo a todos sus tripulantes hasta zonas más profundas. No fue nuestro caso ya que las lluvias habían hecho aumentar el nivel del caudal del rio y pudimos hacer el trayecto tranquilamente por sus aguas. El trayecto hasta Muang Khua nos costó 110.000 Kips y lo recomendamos totalmente. Fue divertido ya que pasabas por los rapidos del rio, más corto y mil veces más cómodo que el bus y además, en este primer tramo, el más bonito de los cuatro trayectos por el rio que acabamos haciendo, la zona atravesada es preciosa atravesando bosques y selvas en esta zona alta del rio. En unas seis horas llegamos a Muang Khua satisfechos y habiendo disfrutado mucho del trayecto. Si vais a Laos y podeis escoger entre bus y barco, no lo dudeis ni un segundo, de cabeza al barco! De vuelta a Muang Khua debido a que teníamos que hacer noche allí nos volvimos a la guesthouse de nuestro amigo Mr Potato y pasamos otra agradable noche junto a él.

A la mañana siguiente nos dirjimos a la localidad de Muang Ngoi Neua, una pequeña localidad a la que sólo se puede acceder por el rio. El trayecto en barco nos cuesta 120.000 Kips por persona y pese a no ser tan bonito como el primer tramo, también es muy recomendable. Después de cinco horas llegamos allí y nos pareció que nuestra mala suerte había acabado dejando ya muy atrás Phongsali. El pueblo era pequeño y acojedor y nos alojamos en unos bungalows de cuyo nombre no nos acordamos pero que se encuentran nada mas subir del embarcadero a mano derecha. Los bungalows nos costaron 40.000 Kips por noche y pese a sencillos estaban bastante bien y con vistas al rio. Nada más llegar nos pegamos un paño el el rio y nos pusimos a jugar con los niños del pueblo lanzandolos por los aires. Todo simpatía, este era el autentico Laos. En este pueblo existen varios sitios baratos donde comer. El que nos gusto más es uno que esta en la misma calle del embarcadero y que ofrece un buffet libre para cena y para desayuno, el más recomendable es el del desayuno pero el de la cena también esta bien, por 20.000 Lips puedes comer todo lo que quieras de su comida, otra vez vegetariana. En el desayuno incluyen cafe, zumo de naranja, tostadas, huevos fritos, tortilla arroces, vamos un festin. En este pueblo conocimos a un australiano y un holandes que se unirían al grupo durante nuestra estancia. Con ellos fuimos a preguntar para hacer trekkings por el lugar. El chico holandes, quien ya había por la mañana y había preguntado por trekkings, nos acercamos al que más le había convencido. El trekking lo ofrecía el profesor del pueblo quien ademas decía ser recomendado por Lonely Planet, no lo llegamos a comprobar. El trekking consistía en dos días por 250.000 Kips y se hacía noche en una aldea en la que además se mataría un cerdo y podríamos hacer una “big paaarty”, el hombre era muy pintoresco y nos pareció un guía estupendo. Acordamos con él ir a la mañana siguiente a su casa y emprezar el trekking desde allí.

A la mañana siguiente el desastre, nos levantamos y estaba cayendo la del pulpo. Nos acercamos hasta su casa y decidimos postponer el trekking otro día. Ese día lo pasamos bastante aburridos debulando por el pueblo que además, y debido a las lluvias se había quedado sin electricidad.

A la mañana siguiente volvía a llover y el guía nos comento que había la posibilidad de hacer el trekking por otro lado, en lugar de hacer el recorrido previsto podíamos tomar un camino que estaría menos resbaladizo y llegar a otro poblado, y dormir allí. Las ganas nos pudieron y pese a la lluvia comenzamos el camino. Durante las siete horas que duró el trekking no dejó de llover ni un momento y no nos dejó disfrutar en exceso de él. En el trayecto tuvimos que atravesar un par de ríos y al ser una carretera tampoco fue muy espectacular, mala suerte de mal tiempo. En cuanto al guía empezamos a sospechar cuando vimos que se quedaba atrás en las subidas. Esto no es nada habitual ya que todos los guís que habíamos tenido hasta el momento en todos los paises nos habían tenido que esperar y la mayoría de ellos llevamdo flip flops. Este hombre llevaba unas botas de montaña y no nos podía seguir el ritmo a ninguno pese a no ser unos expertos alpinistas. Aún sospechamos más cuando al hacer el alto para comer no llevaba ni una triste navaja para abrir las latas de sardinas que habia traído para comer, tres para 7 personas. Pero el colmo fue cuando llegamos a la villa y nos dijo que si queriamos un cerdo teníamos que pagar más. Ahí ya nos pusimos un poco serios y acabó accediendo a que hubiera un cerdo más pequeño. A nuestro entender con él ya podíamos comer los 6 sobradamente.

La aldea la verdad es que a pesar que no era muy perdida ya que se podía acceder a ella por la carreterilla por la que vinimos si que era muy auténtica. En ella compartían calles enfangadas las personas con los perros, patos, gallinas, cerdos y todo animal que allí estuviera. Nos alojamos en casa de una de las familias en unos colchoncillos en el suelo y esperamos a que mataran el cerdo y prepararan la cena. Al fin después de un rato llego la cena y nos acabamos de mosquear. Para nosotros nos trajeron tres platitos de cerdo con mas hueso y grasa que carne y además de allí comieron cinco o seis personas más. La cena que prometía como “big paaarty” acabo siendo una cena escasilla pero no quisimos discutir en ese momento. Después de la cena el guía nos explico algunas historias que según él eran divertidas. En realidad no eran mas que una sucesión de historias de caracter sexual en las que cada cierto tiempo paraba y se ponía a reir como un descosido. Que si una vez casi lo viola un ladyboy en tailandia, que si un hombre salió corriendo de casa después del parto de su hijo porque pensaba que los organos reproductores de su mujer no iban a volver a su tamaño nunca, todo historias de este tipo y entre ellas una explicación que desmontaba la teoría de la evolución de Darwin de un plumazo. Las historias mas que graciosas por si mismas nos resultaron mucho graciosas a posteriori acordandonos de la forma en la que las explcaba con su particular forma de hablar así que después de unas cuantas nos fuimos a dormir. Al día siguiente hicimos el camino de vuelta con lluvia en algun tramo pero con un clima mejor que nos permitió hacer alguna parada para hacer alguna foto. Al llegar a su casa hablamos con él y le dijimos que no nos había gustado demasiado todo y en particular la cena donde no habíamos visto que hubiera un cerdo ni de broma. El hombre intentó convencernos de que el cerdo era pequeño y que no se que. Lo cierto es que no vimos restos de las patas del animal y que a nosotros precisamentes que venimos de un país donde el cerdo es una religión no nos iba a engañar. En fin que como resultado ni el guía nos gustó, nos pareció más interesado en sacarnos el dinero que en hacer bien su trabajo que por otra parte presumía de llevar haciendo muchos años. Ni el trekking nos convenció, de esto último no le echamos la culpa a él ya que el hecho de que lloviera incesantemente nos hizo tomar el camino de la carretera, probablemente por un camino por en medio de la jungla lo hubieramos disfrutado más. Lo que si nos gustó fue la aldea. Nos pareció muy auténtica y con unos personajes muy pintorescos, desde un hombre que no paraba de alimentar a los pollos con sus sipiajos hasta una abuela encirbada hasta el suelo cuyo entretenimiento durante un par de horas no fue otro sino el de hervir agua y echarsela a los cerdos que se acercaban a la puerta de la entrada a nuestra casa, todo esto a 10 metros por hora que era la velocidad que la pibre mujer podía alcanzar. La aldea se llama Pat Ban y podeis llear a ella sin necesidad de nungún guía tomando el camino que sale del pueblo, eso si son 7 horas de camino por sucesivas pendientes. Si quereis coger un guía os  aconsejamos que busqueis otro, se nos ofrecieron varios y a mejores precios, escojimos al nuestro porque nos pareció el más profesional. En conju to y, pese a no estar demasiados satisfechos con el trekking, estos dos días nos aportaron historietas de las que reirnos durante los posteriores días y varias frases míticas que agregamos a nuestro repertorio como “big paaaarty”, “you tourist like funny” o “the ladyboy”, a veces la experiencia que recuerdas con más risas no es la mejor sino una de las peores.

A la mañana siguiente dejamos el pueblo de Mong Ngoi Neua en dirección al siguiente pueblo, Mong Kiaw, el trayecto en barco fue de una hora y media y nos costó 25.000 Kips. El pueblo de Mong Kiaw es algo más grande y desarrollado que Mong Ngoi ya que se ha converido en más popular. Desde allí se pueden hacer diversas actividades, trekkings, escalada, pesca y algunas actividades más. Como nos pareció menos auténtico decidimos sólo pasar una noche allí y seguir el camino hacia a Luang Phra Bang al día siguiente. En el pueblo comimos y cenamos en un restaurante hindú que nos encantó y del que no recordamos el nombre pero que si visitais el pueblo encontrareis facilmente ya que es el único que hay.

Al día siguiente tomamos el barco hasta Luang Pra Bang. Hemos de decir que este barco no sale si no hay al menos 12 pasajeros, en nuestro caso no fue ningún problema pero en caso de que vayais solos o en pareja quizas os interese hablar con los turistas que haya por allí para formar un grupo más grande e ir todos juntos. El trayecto nos costó 110.000 Kips y cubrió el camino hasta Luang Phrabang en unas 4 horas. Durante el trayecto un chico nos explicó que está proyectada la construcción de algunas presas en el ruo, un total de siete y que estas haran que los trayectos en barco probablemente desaparezcan, nos parecería una lastima pero el progreso es así. Estas presas probablemente también ayudarán a llevar electricidad a rincones donde todavía no ha llegado en Laos y para garantizarla en otros donde como comprobamos nosotros mismo a la minima lluvia ésta desaparece durante días.

Llegamos a Luang Phrabang, la segunda ciudad más poblada de Laos después de la capital Vientiane, aunque en realidad más que una ciudad es un pueblo grande. Luang Phrabang es mucho más turística que cualquiera de las localidades que habíamos visitado antes y desarrollada. Con unas casas de estilo colonial parece más un pueblo europeo que no una población de Laos. Pese a ser más turístico y desarrollado nos gustó bastante y allí pasamos nuestros últimos cuatro días en Laos, ya que no teníamos tiempo para más y nuestro vuelo a Camboya, nuestro siguiente país salía de allí. En Luang Phrabang hay varias visitas que hacer y con
mucha tranqulidad las hicimos los siguientes días. El primer día visitamos el concurrido mercado del pueblo y visitamos el Haw Kham, museo de historía de Laos en cuyo recinto además se encuentra un templo, una exposición de fotografía y una exposición de coches del antiguo rey de Laos. La visita cuesta 30.000 Kips y cabe recordar que debeis llevar una camiseta que os cubra los hombros, en caso contrario os tocará alquilar una por 5.000 Kips. La visita al Haw Kham no la consideramos imprescindible pero si teneis tiempo si que es un sitio donde pasar un par de horas entretenido. Por la noche nos fuimos a cenar al mercado de comida. Esto si que nos pareció recomendable, este mercado se encuentra en de las calles adtacentes al mercado de ropa y souvenirs y por precios populares puedes comer de todo de calidad y a buen precio.

Al día siguiente fuimos a visitar una cascada, la de Kuang Si, esta cascada es la más popular de la zona yse encuentra a unos 30 kilómetros de la ciudad. El trayecto en tuk tuk cuesta 150.000 kips por tuk tuk, así que os aconsejamos juntaros con varios viajeros para abaratar el precio. En nuestro caso fuimos siete y nos salió por 25.000 Kips. La visita a esta cascada si que nos pareció inprescindible. Además de por lo bonita que es, porque te permite la posibilidad de bañarte en alguna de las piscinas que forman sus aguas y de hacer un poco el cafre saltando desde sus arboles. En la entrada de la cascada además hay una reserva de osos que podeis visitar. De vuelta de la cascada fuimos otra vez a cenar al mercado y después de unas cervezas nos fuimos a la bolera. Este establecimiento es el único que permanece abierto cuando los bares cierran allá a las once de la noche y, más que una bolera, parece una discoteca. En la bolera no hay más que guiris tomando copas, en fi. que para jugar a bolos menos que para tomar copas. Si quereis hacer una partida os aconsejamos ir sobre las 22:30, si no os costará encontrar sitio. Nosotros después de un rato espera do nos conseguimos acoplar a una de las partidas formando pareja, no ganamos pero dejamos el honor de los passengers bien alto, segundos de 6 parejas.

Al día siguiente poco hicimos, lo único reseñable fue la visita al templo de Phou Si. El templo en sí, no es que valga demasiado pero es el punto más alto de la ciudad y nos ofrece una panorámica de todo Luang Phrabang y una buena vista de la puesta de sol, algo que todos los turistas saben por lo que recomendamos llegar un poco antes para coger sitio. Por la noche hicimos una última partida de bullshit con Noga y Gal, el bullshit no es más que el juego del mentiroso que al parecer fuera de nuestras fronteras se conoce así. Era nuestra última noce con ellos y quisimos hacer unas últimas partidas con ellos al juego que nos había servido de entrenimiento para ratos muertos durante el mes y medio que habiamos pasado con ellos en tres paises distintos: Filipinas, Vietnam y Laos.

Por la mañana nos levantamos, desayunamos y con mucha pena nos despedimos de ellos, mientras nos alejamos con el tuk tuk de camino al aeropuerto ya los empezamos a echar de menos, fueron 45 días de viaje inolvidables, con multitud de grandes momentos y experiencias compartidas, amigos de viaje pero que seguro lo seguirán siendo. Nos veremos en Barcelona, en Israel o donde haga falta!

Nos vamos de Laos, un país en el que pese a no empezar con buen pie y de no haber tenido el tiempo que nos hubiera gustado para recorrer, hemos diafrutado de su auténticidad y de sus gentes! Próxima parada Camboya, los místicos templos de Angkor nos esperan!

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