Empezamos nuestro diario de viaje a Abel Tasman & West Coast. Dejando la isla norte en dirección a la sur. Para cruzar escogemos la compañía Bluebridge, el ferry nos cuesta 320 NZD para los tres y la campervan y pese a ser la compañía mas barata, en comparación con Interislander el barco nos parece muy lujoso, asientos amplios y cómodos, cafetería e incluso wifi gratis por lo que escoger una compañía mas cara nos parece un gasto totalmente innecesario. El trayecto es de tres horas y media que comparado con las mas de veinticinco que duró nuestro viaje hasta Auckland nos parece una broma. Además las vistas desde el ferry tanto dejando la isla norte como llegando a la sur son imponentes por lo que el viaje se disfruta. De entre los horarios posibles escogemos el que sale a las 13:30 ya que hay que llegar una hora y media antes y el anterior sale a las ocho de la mañana y después del tute de los últimos días nos apetece descansar un poco y coger fuerzas.
Llegamos a la isla sur sobre las cinco de la tarde. Para ir a nuestro próximo destino, Marahau, tenemos que pasar por Nelson. Existen varias posibilidades, nosotros tomamos la Queen Charlotte Road, una espectacular carretera que bordea la costa y que, pese a tener muchas mas curvas que la otra, nos ofrece unas espectaculares vistas de los fiordos que merece la pena no perderse. Llegamos a Marahau ya de noche y decidimos pasar la noche haciendo free camping. En todos los sitios donde nos apetecería pasar la noche nos encontramos un cartel que nos prohíbe específicamente pasar la noche allí, nos movemos por el pueblo y finalmente encontramos un lugar apartado en el que pasar la noche. Nos hacemos la cena y justo cuando íbamos a empezar a cenar, de la nada aparece un hombre preguntando si tenemos pensado pasar la noche allí. Nosotros por supuesto le contestamos que no, que sólo estamos cenando y el hombre nos dice que estamos en un propiedad privada y que allí no nos podemos quedar y que al lado hay un camping. Al día siguiente descubriríamos que era él quien regentaba el camping, por lo que se comprende su aparición estelar en medio de la nada. Es tarde y no queremos pagar por un camping que no vamos a utilizar prácticamente ya que teníamos pensado levantarnos temprano así que nos armamos de valor y nos volvemos a poner en marcha, estamos cansados pero Xavier nos anima, encontraremos un sitio!
Cuando llevábamos ya un rato dando vueltas, la vista de águila de Xavier descubre un par de campervans aparcadas en un descansillo en un lateral de la carretera, ya tenemos sitio donde dormir y la zona fue bautizada como la “punki área”. Pasamos la noche allí y nos despertamos temprano para preparar los bocadillos para la excursión del día siguiente.
La excursión consiste en la visita al Abel Tasman National Park. Éste parque denominado así en honor al primer explorador europeo que pisó las tierras que lo albergan es una zona boscosa que discurre por el lateral de la costa durante mas de cincuenta kilómetros. Existen varias posibilidades para visitar el parque: una de ellas es un trekking de varios días en el que puedes ir durmiendo en diferentes refugios que hay en los pueblos próximos al camino y en los “huts” (albergues) del DoC y otra consiste en alquilar un kayak e ir por mar visitando las diferentes calas. Inicialmente ésta opción es la que mas nos seduce pero después de preguntar vemos que para hacer una excursión de un día le vamos a sacar poco provecho al parque ya que con el kayak no vamos a poder llegar a las zonas mas bonitas por lo que finalmente nos decidimos por la tercera vía, ir en aquí-taxi hasta Bark Bay y volver haciendo un trekking hasta el punto de partida. El aquí-taxi es caro, nos sale por 38 NZD y llegar hasta Bark Bay son unos escasos 20 minutos. En el aquí-taxi de camino a la playa se hacen diversas paradas, la primera para ver una colonia de focas, ya que realmente en esta época del año prácticamente no hay ejemplares ya que las altas temperaturas hacen que migren hacia otros lugares pero podemos ver varias en un islote frente al pueblo nada mas salir.
En la siguiente parada vemos grandes burbujas saliendo del agua, el conductor del aquí-taxi nos explica que son peces alimentándose los que provocan esa sensación de que el agua del mar esta hirviendo. El conductor nos explica que son unos peces relativamente grandes que se alimentan de otros peces, pero que a su vez estos sirven de alimento a otros mas grandres como los tiburones que llegan a la bahía en busca de algo que llevarse a la boca. La tercera parada es para ver una playa. Finalmente llegamos a nuestra parada: Bark Bay. Emppezamos el camino de vuelta que es en total de 25 kilómetros, pero merece la pena llegar hasta aquí porque los primeros 12 son los mas bonitos.
El trekking discurre por un sendero que va bordeando la costa y que en algunas ocasiones atraviesa playas. Como decíamos los primeros kilómetros son los mas bonitos atravesando un bosque que a veces nos parece mas bien mediterráneo y en otras ocasiones nos parece de clima más tropical. En las proximidades de Anchorage el camino se divide. Si como nosotros habéis clavado los tempos y llegáis aquí con la marea baja, podréis atravesar a pié una enorme playa con millones de almejas vacías que han sido devoradas por lo pájaros que aprovechan la marea baja para ponerse tibios de marisco, si por el contrario llegáis con la marea alta os tocará continuar por el sendero y hacer tres kilómetros más. Merece mucho la pena informarse bien acerca de las horas de las mareas ya que aparte de alargar tres kilómetros el trayecto, el atravesar esta playa es quizás la parte mas espectacular del camino. La diferencia entre la marea alta y la baja aquí es de seis metros por lo que la zona que deja libre la marea baja es de una extensión enorme.
Una vez superado este punto llegamos a la mitad del recorrido y paramos a comer y coger fuerzas en la playa de las proximidades de Anchorage, nos quedan otros doce kilómetros por delante que se nos hacen un poco largos ya no sólo por el cansancio acumulado sino porque el paisaje a partir de aquí ya resulta un poco monótono, en total el trekking ha sido de mas de seis horas pese a que en los últimos kilómetros el ritmo que marcamos es infernal por lo que a un ritmo algo mas tranquilo puede durar mas de siete. Una vez llegados a la compañía de aquí taxi preguntamos y nos dejan ir al camping de al lado a pegarnos una ducha, descubrimos que no era otro sino el del pesado que nos vino a molestar la noche anterior. Previo pago de cinco dólares nos podemos conectar a internet por lo que una vez duchados y actualizada la web ya no nos hace ninguna falta el camping así que decidimos volver a nuestra amada punki área a pasar otra vez la noche por la gorra y contemplar la noche estrellada, en Nueva Zelanda hasta mirar las estrellas es un espectáculo que deja atónito a cualquiera.
Como el día anterior había sido duro y en nuestra punki área nadie nos molestaba nos permitimos el lujo de no madrugar y desayunar tranquilamente, teníamos por delante un largo camino hasta el siguiente destino, Westport. Unas cuantas horas después llegamos allí, el trayecto como de costumbre es precioso, aquí no sabes que es mejor si el destino o el camino hacia él. Llegados a Westport decidimos acercarnos a una playa en las afueras donde reside una colonia de focas y comer allí. Después de comer allí y divertirnos un rato haciendo el tonto con unos pájaros que patrullan el parking buscando la comida que dejan los turistas, recibimos el ataque de los abejorros asesinos así que abortamos la visita a la playa y salimos por patas. Dormiremos en Whataroa en un camping del DoC pero antes pasaremos de camino por las Pancake Rocks para ver la puesta de sol. Estas rocas con sus características formas fueron formadas hace miles de años por la fuerza del océano al chocar contra la costa y se componen de cascaras de moluscos que transformadas en polvo por el oleaje y compactadas han dado lugar a esta increible disposición de agujas al borde del mar y se llaman Pancakes por su forma de “tortita”. Llegamos justo a tiempo para tomar una cervecita viendo la puesta de sol allí, hacer unas cuantas fotos y continuar hacia el camping del DoC.
Hoy toca día de glaciares, primero visitamos el Franz Joseph y luego el Fox. Nuestro estado de forma, cultivado en los diferentes trekkings que hemos ido haciendo, no permiten pasar las caminatas de entre hora y hora y media que hay que hacer para ver de cerca el glaciar con relativa facilidad. Resulta impactante el ver desde cerca tanto hielo cuando uno esta en pantalón y camiseta de manga corta, aunque lo mas impactante es ver los diferentes letreros que indican hasta dónde llegaba el glaciar en los cien años anteriores. Los efectos del cambio climático son demoledores en Nueva Zelanda y la distancia entre donde se encontraba el inicio del glaciar a principios del siglo XX y donde esta ahora es de kilómetros. Quizás nuestro presidente y su primo el experto en medio ambiente deberían pasarse de vacaciones por aquí para ver los efectos en persona y dejar de decir sandeces.
Una vez vistos los dos glaciares vamos a comer en las proximidades del lago Matheson, desde donde tomamos un camino a pié que bordea el lago y que nos permite disfrutar de una maravillosas vistas del monte Cook, la montaña mas alta de Nueva Zelanda y a su vez de toda Oceanía. En un punto del recorrido podemos disfrutar del reflejo del pico nevado del monte en el lago y hacer unas cuantas fotos. Finalmente ponemos rumbo a Haast para pasar la noche allí y poder hacer el Haast Pass a plena luz del día.