Después de 10 meses viajando y visitando 13 países de dos continentes te pasan varias cosas peculiares y divertidas que merecen ser recordadas. En esta primera entrega os mostramos una lista de curiosidades del viaje y situaciones rocambolescas sufridas en los siguientes países: Nueva Zelanda, Australia, Indonesia, Filipinas, Vietnam y Laos.
– Reservamos la primera noche del viaje en un hostel de Auckland y la reservamos mal. Con el vuelo de 24 horas hasta Auckland desde Amsterdam nos olvidamos de tener en cuenta el cambio horario (llegamos a las 00.20 al aeropuerto del día 24 de Febrero) pero la reserva la teníamos para la noche del 24! Por suerte quedaban plazas libres en el hostel pero tuvimos que dormir separados y despertar a la gente que dormía plácidamente en las habitaciones.
– Conduciendo la autocaravana en Nueva Zelanda se nos rompió el tapón del tubo de las aguas residuales. Nos las tuvimos para encontrar un tapón de idénticas características, ya que sino nos cobraban 50$ por otro nuevo! Finalmente y después de una intensa búsqueda por Nueva Zelanda lo encontramos por 5$ en un pueblo!
– Conduciendo detrás de un camión nos saltó una piedra a la luna delantera de la autocaravana y se resquebrajó el cristal. Como la grieta se hacía cada vez más grande tuvimos que cambiar la luna entera en un mecánico. La broma nos salió por un ojo de la cara…pero más barato que lo que nos cobraba la empresa de alquiler.
– Nos pusieron una multa por dormir en la autocaravana en un descampado de la isla Norte. Cabe destacar que no había nadie en 5 km a la redonda por lo menos, pero eso no fue excusa para el gordito y rosado forestal que nos despertó a las 5.00 am y que no tuvo problemas en recordarnos las estrictas normas del país en cuanto a la acampada. A pesar de que intentamos recurrir la multa, el gobierno neozelandés no tuvo piedad de nosotros y nos cargó amablemente 200$ más en la cuenta de la tarjeta con la que alquilamos el vehículo.
– Una espesa niebla junto con un viento huracanado y gélido nos impidieron culminar la cima del volcán Tongariro en Nueva Zelanda. Iba a ser la primera de varias cosas que nos pasaron con los volcanes…
– En Nueva Zelanda, en un intento por encontrar una localización exclusiva donde pasar la noche, fuimos a buscar una playa remota donde dormir para poder ver salir el sol bucólicamente. La búsqueda fue toda una aventura de mas de una hora por caminos de cabras hasta que finalmente dimos con el lugar. Cuando llegamos y nos disponíamos a establecernos y montar el chiringuito para cenar y dormir se hizo de noche. No era porque no hubiera luz fuera de la campervan sino porque todas las ventanas se llenaron con millones de sunflies dispuestas a comernos vivos. Nunca en nuestras vidas habíamos visto una concentración igual de mosquitos con ganas de comerte vivo. Tuvimos que irnos corriendo y abandonar el lugar antes de que los malditos bichos entraran por los conductos del aire acondicionado (cosa que ya empezaban a hacer) y pasar la noche junto a una gasolinera, un lugar menos bucólico pero donde podríamos conservar nuestra preciada sangre 😉
– En el Abel Tasman National Park, hicimos un trekking de 8 horas por la costa entre sus preciosos bosques. Después de esta buena caminata encontramos, en lo alto de una colina, un banco desde donde se podían contemplar las vistas de la bahía. Cuando nos disponíamos a sentarnos para disfrutar un poco del paisaje, apareció un guarda forestal con una brocha y un bote de pintura que venía a pintar el banco! Nosotros no dábamos crédito a las titánicas tareas del equipo de mantenimiento del parque pero así acabó nuestro momento de paz.
– Cerca del monte Cook, y después de una jornada de sol abrasador de verano, vimos una previsión del DOC (Department of Conservation) que anunciaba nieve para el día siguiente. Después de echarnos unas risas sobre tan improbable evento nos fuimos a dormir y al despertarnos al día siguiente descubrimos una buena capa de nieve por todos lados. No os riáis de esta gente, saben lo que dicen y hacen.
– El tercer Passenger que nos acompaño en Nueva Zelanda, Xavier, probablemente tuvo la vuelta a casa más larga de la historia. Voló de Christchurch a Auckland (2 horas), espero en Auckland ( 3 horas), voló a Kuala Lumpur (11 horas), esperó en Kuala Lumpur (5 horas), voló a Amsterdam (13 horas), esperó en Amsterdam (9 horas), voló a Toulouse (2 horas). Después de 48 horas viajando el campeón se fue a trabajar, obviamente sin saber ni donde estaba.
– Hicimos couchsurfing en casa de una chica que se dedicaba a los malabares callejeros en Melbourne y que tenía un coche rosa de los años 50 con el que nos paseamos por la ciudad.
– Nos tocaron 100$ en una tragaperras, jugando 1 tiquet gratis que nos encontramos en una maquina mientras visitabamos el espectacular casino de Melbourne. El mismo día Jose se encontró un billete de 50$.
– Antes de llegar a Melbourne nos enteramos que un amigo de Madrid se encontraba en la ciudad de vacaciones. Nos vino a buscar al aeropuerto con un coche de alquiler que tenía y al día siguiente nos dimos unas vueltas por el circuito de Albert Park, que todavía no habían desmontado, con el cochecito.
– Fuimos los primeros visitantes en pagar un visado en años, ya que fuimos unos gambas y se nos olvidó rellenar el formulario para el visado gratuito al comprar el billete de avión.
– En Lombok estuvimos circulando de noche en moto y con la luz delantera estropeada, acojonados e iluminando el camino gracias a los intermitentes. Decidimos ir a arreglar la luz a un taller cercano. La cara que se nos quedó a los dos cuando el mecánico accionó un interruptor que no habíamos visto y la luz se encendió no tuvo precio. Cabe recordar que los dos tenemos más de diez años de experiencia conduciendo este tipo de motos.
– En las islas Gili, Jose se quedó casi una hora encerrado en el baño de la habitación pegando voces por la ventana hasta que unos críos que jugaban en la casa de al lado se dieron cuenta. Después de reírse durante cinco minutos de él fueron a avisar a los dueños de la guesthouse para que lo sacaran de la sauna en que se había convertido el baño.
– Subimos al volcán Kawah Ijen en Indonesia. Cuando descendíamos al cráter, el viento cambió de dirección y la nube tóxica de azufre que emana del volcán se dirigió hacia nosotros. Empezamos a correr volcán arriba y por suerte pudimos escapar a tiempo de acabar con serios problemas. Al llegar arriba, unos obreros nos hicieron ostensibles gestos y gritos de “¡Danger, danger! para que nos fuéramos rápidamente de allí.
– En el remoto pueblo de Batad tuvimos la suerte de coincidir con una boda. Nos comentaron que los 4 viajeros que estábamos en el pueblo estábamos invitados al evento, en el que no faltó comida para todos (carne de vaca asada y arroz) y donde pudimos bailar con los invitados, que llevaban una alegría en el cuerpo bastante importante.
– A las 5.00 am de la mañana en un centro de buceo en la isla de Malapascua, una de las más pequeñas de Filipinas, nos encontramos con Víctor, un chaval de Barcelona que habíamos conocido 2 meses antes en un hostel de la isla sur de Nueva Zelanda. El mundo es un pañuelo…y no iba a ser la última vez que nos encontrábamos gente en varios países.
– Después de correr los 100 metros lisos por la terminal conseguimos subirnos heroicamente a un ferry cuando ya empezaban a subir la pasarela. Llevábamos viajando 8 horas para conseguir coger ese ferry y si no lo cogíamos nos quedábamos tirados pero…lo conseguimos!
– Vimos a varios imponentes tiburones ballena en Donsol haciendo snorkel. Da la casualidad que en las dos semanas anteriores no habían avistado a ninguno, pero eso no nos lo dijeron al subir al barquito.
– íbamos a intentar la ascensión al volcán Mayon, el más alto de Filipinas, pero al saber que no se podía subir hasta la cima por los gases tóxicos que emana acabamos descartando el trekking y nos dirigimos a la isla de Camiguín. En el barco hacia Camiguin divisamos una enorme nube negra que se extendía a una gran velocidad. El volcán había entrado en erupción y lamentablemente había matado a 6 excursionistas, entre ellos una chica española.
– Fuimos retados a un 2×2 en una cancha de básquet en Filipinas. Como creían que nuestro nivel era pésimo, los filipinos quisieron apostarse unas cocacolas para vacilar con sus amigos del pueblo. Aceptamos el reto y les ganamos 3 partidos de paliza 😛
– Junto a las Chocolate Hills, en Bohol, Filipinas y rodando unos vídeos para colgar en el blog, Jose tuvo un accidente de moto sin demasiada importancia. Al retomar la marcha nos dimos cuenta de que el pedal del freno se había quedado completamente encajado debajo de la moto. Estábamos a mas de una hora de camino de nuestra guesthouse y ya era de noche, se mascaba la tragedia, pero un golpe de suerte hizo que en la siguiente gasolinera encontráramos un grupo de filipinos arreglando las instalaciones, tenían un kit completo de herramientas con el que encantados nos ayudaron a arreglar la moto para que pudiéramos continuar.
– En nuestra última noche en Camiguin, Filipinas, estabamos hablando de que hacer la noche siguiente en Cebú donde teníamos que pasar una noche para coger un vuelo a Palawan, La chica filipina que teníamos al lado, Rica, nos dijó que ella era de allí y que estaba en couchsurfing y que llevaba alojados a más de cien viajeros y que estabamos más que invitados. Allí coincidimos con una chica de Vietnam llamada Nhat An, oriunda de nuestro siguiente destino que nos envió a casa de su mejor amigo donde pasamos unos días. Un golpe de suerte más!
– Al llegar al aeropuerto de Saigon salimos del mismo caminando campo a través, para sorpresa de taxistas y conductores de minivan que no daban crédito a lo que veían. La razón era que la casa de couchsurfing donde nos dirigíamos estaba a escasos 15 minutos andando del aeropuerto.
– El pasaporte de Jose acabó chorreando debido a una excursión en kayak y una impermeabilización incorrecta. A pesar de acabar hecho un asquito, el pasaporte siguió siendo milagrosamente aceptado en todos los países que visitamos.
– En la bahía de Halong, Jose y Shannon tuvieron que saltar de noche al mar y llegar a nado a su romántico hotel en una isla paradisíaca ya que la barca del hotel se negaba a acercarlos a la orilla.
– Al llegar a la estación de buses de Phongsali, después de un trayecto infernal de 8 horas (varias de ellas de pie y con una señora vomitando sin parar al lado), no teníamos transporte hasta el pueblo. Afortunadamente una señora nos llevó a los Passengers, Gal y Noga en el maletero descubierto de su pickup. ¡Un buen golpe de suerte en el momento correcto!
– Se nos pinchó la rueda de la moto en medio de un camino infernal cuando íbamos en busca de unas tribus Akha en Laos. Tuvimos que empujar la moto cuesta arriba sudando durante un buen rato y un empujarla varios kilometros mas por la carretera hasta que alguien se ofreció a arreglarnos la rueda.
– En Laos probamos un licor macerado con gusanos y un plato de pulmones de búfalo, que pedimos sin saber que era y sin que nos lo supieran explicar hasta que ya lo teníamos en la mesa. El sabor era…peculiar.
– En Laos tuvimos el dudoso honor de viajar en algunos de los buses mas llenos de la historia. Uno de los buses, anterior a la guerra fría, contaba con 42 plazas reglamentarias pero con mas de 70 pasajeros y otro con 20 plazas transportaba más de 40 personas hacinadas. En el segundo hicimos el trayecto integro de mas de dos horas por una carretera infernal de curvas de pie, apoyados en nuestras mochilas y aguantando como podíamos. En el primero, Eloi tuvo que ir durante varias horas de pie con los brazos abiertos y cogidos a dos barras para aguantarse cual penitencia. Afortunado él, después de 3 horas y llegando a la fallida muscular pudo sentarse en los cómodos escalones del bus que compartíamos unos 7 pasajeros y unos sacos de arroz y estiércol.
– En Laos pasamos una tarda muy divertida tirando niños por los aires. No os penséis que nos habíamos vuelto unos asesinos de niños, sino que los tirábamos contra la corriente del río Nam Ou y al volver a nosotros los volvíamos a tirar y así por un buen rato… ¡Los niños nunca tienen bastante pero nuestros brazos si!
¿Y tú? ¿Has tenido alguna situación surrealista o rocambolesca mientras viajabas? ¡No te cortes y compártelas con nosotros!
[…] Eloi y Jose son la prueba de que hay compañeros de viaje con los que se puede viajar por todo el mundo sin ningún problema… Se conocen desde los seis años, y un día decidieron emprender viaje: Durante diez meses viajaron por 13 países de Oceanía y el sudeste de Asía. […]